7 de agosto de 2010

¡Llenen sus bañeras de agua!


El incendio que se cierne sobre Moscú amenaza con alcanzar instalaciones militares y nucleares. Acabo de ver el mapa con el avance del incendio y su tamaño es francamente impresionante. Y mientras siga pesando sobre sus cabezas la sequía más dura del último siglo y pico, la situación no parece mejorar. Más bien al contrario. Sírvanse amenizar la lectura y edulcorar la píldora milenarista de cada día escuchando una canción mítica.


Se acusa al gobierno de incompetencia y de carecer de la menor capacidad organizativa ante el desastre. Amén de que hayan puesto su mayor afán hasta la fecha en extinguir el incendio en torno a lujosas villas. Pero esto, amigos, es mucho más grave que el asunto del Prestige. Aquello acabó por ser una gota más del vaso, un vaso que puede que se colme ahora, en torno a Moscú. Visto ahora con perspectiva, uno hubiera apostado a que, de haber un punto de inflexión en la curva del apocalipsis, éste estaría situado en Moscú. Y que la catástrofe sería nuclear, ¡por supuesto! Sólo os digo que los embajadores de Alemania, Austria, Polonia y Canadá han hecho mutis por el foro. La embajada española ha desestimado que nuestro embajador abandone el país por creer que no existe excesivo riesgo. Es como lo de Fraga en Palomares, pero sumergiéndose en las lenguas de fuego de una orgía en la que la combustión del oxígeno cohabita con la fisión nuclear mientras los isótopos del plutonio los observan y se tocan. Sumamente inquietante todo. Desde zombiblogia queremos hacer un llamamiento a la embajada española en Moscú: venid para acá, chicos. Si el fuego alcanza, por ejemplo, Chernobyl, la consecuencias serían sumamente terroríficas.Y mientras, en La India y Paquistán con inhundaciones bíblicas. ¿Lograron obtener armas nucleares alguno de ellos? Apostaría a que La India sí.


Y no es que surquen ya nubes de estroncio, cobalto y plutonio el horizonte moscovita, pero la zona está totalmente cubierta de un denso humo gris que dificulta mucho la visibilidad y la respiración, pues salir a la calle implica el mismo perjuicio que fumarse cuarenta cigarrillos. Hay algunos vídeos en youtube grabados por la gente desde el interior de sus vehículos, y las imágenes emitidas en los telediarios no son menos alarmantes. La realidad parece inspirada en The Mist...


Me encantan los tipos que graban su propia huida del pueblo en llamas. Sustituid las llamas por muertos vivientes y el resultado sería casi el mismo que hemos vimos en The Zombie Diaries primero y luego en Diary of the Dead. A continuación, dos minutos y cuarenta segundos de su viaje en coche por el séptimo círculo del infierno dantesco.

2 de agosto de 2010

Déjate morder, falso documental de Joan Bentallé

Joan Bentallé se puso en contacto hace un tiempo con zombiblogia para hacernos llegar, poco a poco, desgranada información cada vez más interesante acerca de su proyecto: un cortometraje en tono de falso documental acerca del personaje político del momento: el dirigente de un partido político poco común, el Partido Alternativa Zombi, PAZ.


La crisis económica no deja otra solución: hay que zombificarse, voluntariamente. ¡Déjate morder! Be one of us! ¡Muérdeme a mí!


Esto me recuerda cuando siendo muy joven, con ocho primaveras a mis espaldas, mi primo y yo hicimos un juramento de sangre: el primero que se convirtiera en vampiro acudiría al encuentro del otro y lo transformaría. Pues hoy, amigos, puede que haya llegado el día en que uno se plantee esto mismo con nuestros queridos muertos vivos. El sábado mismo por la noche le pedía yo a Blogger in the Shadow que ya no es que quisiera, caso de convertirme en zombi, que me abandonaran a mi suerte como el personaje aquél que se hinchaba a latas de judías en el campamento junto a Atlanta en The Walking Dead, que dejaran que me transformara a mi ritmo y ya me buscaría yo mis habichuelas, mis cerebritos.



Eso era antes. De un tiempo a esta parte, como expliqué a Blogger, deseo que éste me facilite una víctima nada más transformarme, que me tenga a alguien atadito al lado de mi cuerpo infecto, postrado y exangüe, al que pueda hincarle el diente infeccioso en cuanto engrose las huestes de los morts vivants. Quisiera saber qué se puede llegar a experimentar al morder un trapecio humano cuando éste es tu plato favorito.



Claro que si partimos de la idea de que los zombis carecen absolutamente de inteligencia (pensamiento colmena, lo acepto, igual también tienen asertividad para aburrir, porque cuando dicen sí quieren decir sí, eso está claro, pero inteligencia emocional NO pueden tener), todo esto podría carecer de sentido. Lo terrible de convertirse en zombi es dejar de ser tú para no sólo ser nada a partir de ahora, sino que tu cuerpo se reanima, se pudre, se lía a andar por esos caminos de Dios y a mordiscos con todo ser vivo que se cruce en su camino.



Eso es terrible. Pero si el muerto viviente resultante tiene sentido del humor, mal carácter y una mirada paternalista, la cosa cambia y no está tan mal después de todo. Y esto es lo que le sucede a Joan Bentallé en su corto Déjate morder, pues las dosis de quimioterapia que recibía, antes de ser zombificado, han surtido un extraño efecto en su cerebro y éste todavía funciona... con sus más y sus menos, todo sea dicho de paso.



El corto me ha parecido excelente, muy bien realizado, y el aire de falso documental, un género que despuntó hará ya unos años, está muy bien conseguido. De momento os puedo ofrecer las fotos que habéis visto aquí arriba, su web oficial y su trailer: