Crítica de Survival of the Dead

Por dónde empezar... ¿Por lo que sabemos antes de su estreno?

Cuando se desveló que Romero trabajaba en una segunda parte de Diary of the Dead, se dijo que se trataría de la historia de los miembros de la Guardia Nacional que saquean a los protagonistas de Diary en la carretera. Poco después, se anunció que la acción transcurriría en una isla habitada por familias enfrentadas por desavenencias originadas en el diferente trato que se pretende dar a los muertos vivientes. A la luz de los vídeos mostrados hasta la fecha, la inminente película que estaba rodando el tío George parecía un western. 

En lo que respecta a la película con relación al momento en que se encuentra la carrera como director del renovador, el creador en gran medida, del género zombi, habría que decir que Survival of the Dead ve la luz en un momento bastante difícil. Romero no ha terminado de convencer, en mi opinión, con sus dos últimas películas: Land of the Dead llega al punto de ser repudiada por él mismo, como en ocasiones ha indicado, y Diary es una película decente y digna, lo que no es poco decir al tratarse de género zombi, pero la esencia del monstruo romeriano está francamente diluida en toda ella. Con Survival, Romero debiera intentar dar un golpe de efecto para demostrar que no hay nadie como él para narrar historias de muertos vivientes... Pero mucho me temo que no ha sido así. O yo no la he entendido.

A continuación os perfilaré brevemente, en dos párrafos, el planteamiento de la película. Fuera de eso, no encontraréis nada de spoiler en este artículo...

Han pasado sólo un par de semanas tras la muerte de los protagonistas de Diary of the Dead. En la susodicha isla viven fundamentalmente dos familias con sendos terratenientes caciques a la cabeza. Su distinto e incompatible modo de manejar la infestación zombi, de la mano del odio mutuo que ya se profesan, acaba con uno de ellos siendo desterrado en un bote con sus más leales seguidores, aunque no en compañía de su hija.

Los miembros de la Guardia Nacional recogen a un muchacho en la carretera que les da a conocer la existencia en internet del vídeo de un tipo que invita a acudir a una isla donde la epidemia zombi está controlada. Obviamente, el cacique desterrado y el hombre del vídeo son la misma persona. Hasta aquí el planteamiento de la acción, casi tal y como se nos había ido indicando. Y si para que algo sea considerado un western basta con que salgan caballos, grandes sombreros y rifles, Survival lo es. 

Excepto la escena en que los miembros de la Guardia Nacional se dedican a limpiar de muertos vivientes el interior de los coches que transporta un ferry, el resto de la película es sumamente deficiente. Y creedme que por mucho que admiréis a Romero coincidiréis conmigo en esta apreciación. Quizá sepáis verle alguna escena decente más, pero admitiréis, puede que con lágrimas en lo ojos (aunque a buen seguro de risa), que Survival es una película sencillamente muy mala.

No solo la fotografía es sumamente deficiente, el guión es infantiloide, plagado de ideas que bien podríamos encontrar en episodios de las Supernenas, totalmente sin sentido, o los efectos especiales más propios de los programas de televisión de los años ochenta (la granada os dejará estupefactos, os lo garantizo) y los tiroteos carentes de acción y de ritmo narrativo, es que la dirección de actores es totalmente inexistente, de forma que los intérpretes parecen estar improvisando en todo momento y no creerse ni ellos mismos sus frases más cortas. Sólo Kenneth Welsh se salva y puede alcanzar una nota cercana al aprobado. Aunque viendo lo que es capaz de hacer cuando se le dirigue adecuadamente (¿os acordáis del terriblemente inquietante Windom Earle de Twin Peaks?), parece claro el motivo de su deficiente actuación en Survival.

La película es tan mala que parece hecha así a propósito. ¿Se proponía Romero hacer una película realmente mala, absurda, con la intención de satirizar el género del que es padre? ¿Se trata de eso? De no ser así, empiezo no ya a estar preocupado, sino cagado de miedo, amigos...

Tan mala es que los amiguetes que vimos juntos la película llegamos a la conclusión de que no la había dirigido Romero y nos echamos unas grandes risas imaginando que rodábamos un falso making of de Survival of the Dead. Romero no aparecería ni en un solo plano del making of. Sólo sabríamos de su existencia por otros, por los comentarios del equipo de la película y por lo que decían las personas que hablaban con él por teléfono. Romero se pasaba en nuestro falso making of todo el rodaje de viaje por la Columbia Británica haciendo el casting en persona de la corneja perfecta para dar el sustito pertinente del minuto 43 de la película (en nuestra fantasía, Romero sostiene que toda la película se articula en torno a este ave), momento clave del filme.

El guión de nuestro falso making of era en estos términos en todo momento:

—¿Yo qué hago entonces? 

—¿Qué sabes hacer? 

—Hombre... me gusta mucho, pero mucho, montar a caballo. 

—Bueno, pues rodamos mogollón de planos contigo a lomos de un bravo corcel. Hagamos un western. Aunque como no sabemos muy bien lo que haremos mañana, mejor llévate también los pompones y la bicicleta...

Entonces, se intercalaban planos de la hija del cacique montando a caballo con otros bailando claqué, tocando el arpa, saltando a la comba, etcétera, o se filmaban las conversaciones telefónicas entre el productor y Romero que dejaban al primero con la cordura sumamente perjudicada: 

—¿Que quieres que la muerta viviente aparezca... cabalgando sin cesar y... salte la vaya? ¿Así, porque sí? 

...

—¿No lo ves un poco forzado, George? 

...

—En fin, se lo diré a los chicos, descuida, a ver qué se les ocurre y lo metemos por ahí, donde cuadre.

...

—No, no, si por ella encantada, no hay problema. Dejando a un lado este tema, ¿has encontrado ya la corneja adecuada... George?

...

—Cierto, cierto, la corneja negra, quise decir...

Por no hablar de las conversaciones entre el equipo durante el rodaje:

—¿Yo dónde me coloco cuando empiecen a disparar? 

—No te compliques mucho, ahí, donde estás ahora, si eso luego muévete un pelín a la izquierda, sales de la luz del foco y listo.

—¿Y yo, oiga? ¿Voy soltando a los zombis de uno en uno o de dos en dos?

—Mira, no sé, eso ya no sé, rompe la cadena, invéntate algo, lo que sea, pero hazlo. Sinceramente, me da igual. ¡El resto! Haced lo que podáis. A mí ya me la suda...

¿Qué ha sido del revolucionador del horror posmoderno? ¿Por qué los sustos que nos da en Survival consisten casi sin excepción en la súbita aparición en escena de un zombi que entra en plano intentando dar un alegre mordisquillo? ¿Ha dejado de medicarse nuestro querido tío George?

Respecto a los muertos vivientes, cabe decir que se ha buscado en todo momento crear unos zombis más en la estela de sus primeras películas. Son zombis muy muy tranquilos, aunque no todos, que no hacen el menor aspaviento ni el menor ruido gutural y le muerden a uno con una absoluta falta de interés, lo que sí resultó muy de mi agrado. Su maquillaje también va en consonancia con ese espíritu de tranquilidad y reposo mortal, pues se han creado unos zombis muy poco demacrados, de piel apagada, vagamente cerúlea, huyendo de las grandes heridas abiertas expuestas a la vista. Lo que tampoco me desagrada. Con todo, y pese a contar en esta película con el reverenciadísimo Colin Davis y la experiencia y buen hacer de Greg Nicotero, los zombis tampoco son la panacea.

En resumen... ¿Lo mejor? La escena en que se ejecuta a los zombis atrapados en los vehículos que transporta el ferry. ¿Lo peor? Todo lo demás.

Moraleja: ¿sátira premeditada o desatino absoluto? Desgraciadamente, como sátira no funciona en ningún momento, en ninguno. Creedme si os digo que salí triste y perplejo del cine.